lunes, 16 de julio de 2012

DE NUBES A CONCRETO


actitudlibre       
Por: Andrea Cardona


Cuando tuve la “inquietud” de escalar el Monte Everest, nunca antes había escalado una montaña difícil. Fue el coqueteo con la idea que poco a poco fue creciendo dentro de mí.

Cuando vencí la lucha interna y mis limitaciones mentales, yo estaba empezando a escalar montañas nevadas y tomándole el gusto al andinismo… pero fue hasta después de subir el Aconcagua en Argentina que finalmente pude decir con toda convicción: “Quiero escalar el Everest y ser la primera mujer de la región en hacerlo”. Con estas palabras, el sueño pasó de ser un “puedo lograrlo” a un “puedo lograrlo y VOY a hacerlo”.

Después de pensar en tu sueño y creer en que puedes lograrlo, viene un paso muy importante: convertir el sueño en meta.

Muchas veces, cuando se nos anima a soñar, fantaseamos con nuestro futuro, con cosas grandiosas, brillantes y, en su mayor parte, extraordinarias… ¡Y eso está muy bien! En lo que fallamos es en despertar de nuestro sueño para ponernos a trabajar en ello; en ponerle palabras concretas y concisas para tener un objetivo, una meta clara y sólida que nos permita trazar después un plan realista para trabajar diariamente en él.

Requiere de mucho enfoque convertir un sueño en una meta concreta porque nos obliga a mirar de cerca al reto exacto que estamos encarando. Decidir: “tener un trabajo nuevo” no es suficiente. “Convertirme en gerente de ventas en donde estoy trabajando” es en contraste, una meta específica y que puede ser medida. Traducir ese sueño en meta nos da dirección y soporte. Nos ayuda a dar el paso hacia el “HACER”.

Tips para convertir tu sueño en meta:
- Sé lo más específico posible: recuerda que entre más específico sea el reto, será más fácil enfocarte y trazar tu plan de acción.
- Aprópiate de tu destino: no pienses que las cosas llegarán por un golpe de suerte o sin esfuerzo. Las cosas no se hacen solas… Si sabes de personas que han logrado cumplir su sueño por “suerte”, piensa que “suerte es lo que sucede cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y se fusionan, (según Voltaire).
- No apoyes o bases tu menta en alguien más: tu sueño es tuyo y no tiene que depender de tu pareja, tu jefe, tus papás, tus compañeros o tus amigos. Ellos pueden apoyarte y facilitarte el camino, mas no han de “ser” tu sueño en sí ni tampoco debes someterte a sus decisiones.
- Escribe tu meta: dibújala, ilústrala, cántala, pégala en las paredes, colócala en el fondo de pantalla de tu computadora, en el espejo, en el celular, en donde sea necesario y divertido para recordarte todos los días hacia dónde te estás encaminando.
- Si tu meta es a largo plazo, divídela en metas cortas o intermedias que te lleven a tu objetivo final sin que pierdas el entusiasmo o el empuje.

Define tu meta y ¡entra en acción!


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